Los Pesebres (Nacimientos) ecuatorianos

 El Pesebre, también llamado Nacimiento, es una costumbre cristiana de amplia presencia en Ecuador y otros países Latinoamericanos, así como en Italia y España. Su historia, interesante desde un inicio, así como su llegada a tierras ecuatorianas, son el objeto del presente artículo.

Origen

Si bien se conoce que durante los primeros siglos del cristianismo hubo representaciones públicas del nacimiento de Jesús en plazas y ferias de distintas ciudades europeas, estas se consideraban más como una obra de teatro popular, y de hecho molestaba a la Iglesia.

La tradición católica reconoce la creación del primer Pesebre a San Francisco de Asís en el año 1223, que lo habría montado en una gruta de Greccio (Italia) únicamente con un burro y un buey, para así predicar a los habitantes del lugar sobre este capítulo bíblico durante la Noche Buena de aquel año. Los franciscanos continuaron la tradición en sus monasterios, tanto masculinos como femeninos, con figurillas de cerámica.

La costumbre se extendió por los monasterios de Italia, después Europa, y finalmente llegó a los de América, pero seguía manteniéndose fuera del ámbito civil. Esto con excepción del Reino de Nápoles y Sicilia, en donde sí había logrado escurrirse a la monarquía y la nobleza, generalmente vinculadas con el alto clero.

Llegada a Ecuador

La costumbre civil llegó a España durante el reinado de Carlos III, quien accedió al trono de dicho país tras haber sido rey precisamente de Nápoles y Sicilia, unificando las dos coronas, sus territorios y obviamente algunas de sus costumbres, incluida la de los Pesebres. De la España peninsular llegó a las provincias americanas durante el siglo XVIII, como una práctica navideña de la aristocracia.

En este último sentido, y particularmente en la entonces provincia de Quito, se combinaban figuras italianas, portuguesas y españolas, con otras de factura local pertenecientes a la afamada Escuela Quiteña de arte. Finalmente, los Pesebres civiles entraron en los hogares de las clases populares recién en el siglo XX, cuando las figuras se comenzaron a producir en serie y, por tanto, a un costo más asequible.

Los Pesebres ecuatorianos responden al llamado concepto abierto, que a diferencia de los de escaparate populares en Europa, recrean ambientes naturales de manera más libre y en espacios más amplios. Además de las figuras centrales de Jesús, María, José y los Reyes Magos, suelen incluir campesinos, personajes urbanos y animales propios de estas tierras, reflejando el sincretismo cultural que caracteriza al mestizo.

Los Pesebres en Ecuador se arman tradicionalmente a inicios de diciembre, y se desmontan después del Día de Reyes (6 de enero). El más famoso que existe en el país es el Belén del monasterio del Carmen Bajo, en Quito, conformado con 500 piezas históricas de diferentes siglos. Así mismo, es destacable la tradición del Convento de San Francisco, también en Quito, que como herederos de la primera persona que elaboró uno, cada año realizan una Exposición de Pesebres artesanales en sus instalaciones.

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