Los edificios más altos de Quito en cada época


Desde que el hombre desarrolló el arte y oficio de la arquitectura, el más grande anhelo de la humanidad ha sido que sus edificios alcancen la mayor altura posible. Incluso existe un pasaje bíblico que cita la construcción de la tristemente célebre Torre de Babel, con la que los arquitectos de Oriente Medio deseaban alcanzar el cielo, y debido a esa soberbia serían castigados por Dios, no solo con la destrucción de la estructura, sino también con la división de los idiomas para que los trabajadores no pudieran volver a entenderse entre sí.

Y como pocas veces el ser humano aprende la lección, provenga esta de una leyenda o historia verdadera, la carrera por la altura alrededor del mundo se mantuvo siempre. Prueba de ello son las magníficas edificaciones repartidas por todo el globo y levantadas en distintas épocas, como las Pirámides de Egipto en Gizah, las de los Mayas en Centroamérica, el Big Ben de Londres, la Torre Eiffel en París, el edificio Empire State de Nueva York, o el Burj Khalifa en Dubai.

Y así, a un nivel más local, Quito también ha tenido su propia búsqueda por alcanzar un punto más cercano al cielo, que considerando el ensanchamiento de la tierra en la línea ecuatorial, debería ser una tarea más sencilla. Sin embargo, la modesta economía de la ciudad, en comparación con aquellas grandes potencias e imperios que construyeron las estructuras antes citadas, han hecho que esta carrera sea más lenta, aunque nunca la ha detenido como veremos a continuación.

1. Torre de La Compañía

Estructura de la antigua Torre de La Compañía. Imagen: revista Icomos.

Aunque algunas otras se encontraban en plena y alargada construcción al momento, se puede decir que en 1651 se completó la primera estructura en altura de la ciudad: la torre del campanario de la iglesia de La Compañía. Y es que sí, aunque hoy no exista más que una pequeña parte de la misma, la verdad es que fue mucho más elevada y contenía en su interior el juego de campanas que hoy se exhiben como parte del recorrido por el interior de este imponente santuario quiteño. La estructura alcanzaba aproximadamente 45 metros de alto y su lenguaje incluía elementos góticos como arcos ojivales, que rompían completamente con el recargado barroco del resto del edificio, e incluso con el andaluz del Convento jesuita.

La torre sufrió varios problemas durante los diversos terremotos que azotaron Quito a lo largo de los siglos, llegando a caerse parte de ella, aunque fue reparada para convertirla en un observatorio astronómico al que tuvieron acceso los miembros de la Misión Geodésica francesa a mediados del siglo XVIII. Lamentablemente la mayor parte de la torre se vino abajo de manera definitiva en el terremoto de 1868, y aunque en los últimos años han habido planes de reconstruirla, ninguno se ha concretado.

2. Torres de San Francisco

Iglesia de San Francisco, por Juan Agustín Guerrero (circa 1860). Archivo personal.

Entre la cuarta y quinta década del siglo XVIII se terminarían las esbeltas torres de la iglesia de San Francisco, diseñadas por fray Benítez en base a grabados italianos, y construidas en su mayor parte por el albañil portugués Gaspar de Borjes. Según la fuente que se siga, estas habrían alcanzado la magnífica altura de 54 metros en promedio, y al primer cuerpo que vemos hasta la actualidad, se habrían sumado otros dos en cada una, siendo los últimos unos remates a modo de cupulínes.

Las torres franciscanas sufrieron graves daños en el terremoto de 1755, e incluso una de ellas se vino al suelo, luego de lo cual fueron reforzadas, reconstruidas, y los cupulínes reemplazados por los remates de estilo italianizante que se pueden observar en pinturas y fotografías del siglo XIX. Finalmente, en el fatídico terremoto de 1868 cayeron los dos cuerpos más altos de ambas torres, dejándolas a la altura actual de aproximadamente 45 metros, perdiendo así su récord como las más elevadas de la ciudad tras casi un siglo y medio.

3. Torre de La Merced

Iglesia de La Merced, con la torre a la derecha. Imagen: Marcelo Jaramillo Cisneros.

Con la disminución de altura en las torres de San Francisco y La Compañía tras el terremoto de 1868, sería el antiguo campanario de La Merced el que heredaría el récord de la estructura más elevada de Quito. Construida en 1736 por José Jaime Ortiz, la torre alcanza los 47 metros de alto, y desde 1820 dispone en su cuerpo más alto de los relojes franceses que los quiteños han usado por generaciones para conocer la hora en cualquier momento del día, sin esperar a las usuales campanadas. Increíblemente, a día de hoy esta estructura aún domina el horizonte del corazón del Centro Histórico, y en el área extendida del mismo, se ubica solo por detrás de la imponente Basílica del Voto Nacional.

Si bien otros edificios modernos se construyeron desde mediados del siglo XX, como La Previsora en 1939, que con sus 38 metros diseñados por la firma norteamericana Hopkins & Dentz, fue considerado el primer rascacielos quiteño; o el Casabaca de 42 metros, construido en 1956 por el checoslovaco Oscar Etwanick sobre la avenida 10 de Agosto al norte del Ejido, la virreinal torre de La Merced continuó siendo por casi un siglo la estructura más alta de la ciudad.

4. Caja del Seguro

Edificio Caja del Seguro. Imagen: Diario La Hora.

Solo noventa y dos años después del indiscutible dominio mercedario en los cielos quiteños, es que aparecería un edificio moderno que le arrebató aquel récord y lo llevó al valle de Iñaquito, fuera de la ciudad histórica virreinal. Este sería la famosa Caja del Seguro, actual sede del IESS, construida en 1960 sobre la avenida 10 de Agosto, frente al parque El Ejido. El diseño del nuevo coloso de once pisos y 50 metros de alto, que además se convirtió en un icono local del estilo internacional que dominaba la arquitectura universal a mediados del siglo XX, le pertenece a los arquitectos Sixto Durán Ballén y Gilberto Gatto Sobral, habiendo sido construido por la firma GADUMAG, de la que ambos eran parte.

5. Edificio Benalcázar Mil

Edificio Benalcázar Mil. Imagen: Diario El Telégrafo.

Nueve años después, en 1969, una imponente torre de veintidós pisos se había levantado con rapidez sobre la misma avenida 10 de Agosto, pero en el ángulo sur del parque El Ejido, a pocas cuadras de la Caja del Seguro. Se trataba del Edificio Benalcázar Mil, que se coronaba como la nueva estructura más alta de la capital ecuatoriana gracias a sus 73 metros de altura. La torre fue diseñada por los arquitectos Fernando Flores, Fernando Najas y Alberto Rosero para la Mutualista Benalcázar, de la que tomó el nombre, y construida por Alberto Sevilla. A partir de este momento, y gracias a la bonanza económica petrolera, la carrera por la altura en Quito tuvo una primera explosión que terminaría a inicios de la década de 1980.

6. Torre Consejo Provincial

Torre Consejo Provincial. Imagen: Gobierno de la Provincia de Pichincha.

El Benalcázar Mil dominó el horizonte quiteño apenas por seis años, pues en 1976 se inauguró a pocas cuadras la Torre del Consejo Provincial de Pichincha, construida con una gran plaza de acceso hacia la avenida 10 de Agosto que, como vemos, fue el eje de la modernidad durante aquella época. El edificio de 22 pisos y 81 metros de altura desde el desnivel más bajo de la calle Arenas, fue concebido por el arquitecto Diego Ponce Bueno y construido por el departamento de obras de la misma institución, que inicialmente planificó ocupar únicamente los cinco primeros niveles, mientras que los demás serían vendidos o arrendados para financiar la obra.

7. Torre CFN

Torre CFN. Imagen: Ecuavisa.

Cuatro años más tarde, la corona de la altura capitalina pasaba a manos de una nueva estructura, pues en 1980 se inauguraba sobre la avenida Patria la Torre CFN, de 23 pisos y 83 metros. Concebido por los arquitectos Ovidio Wappenstein y Ramiro Jácome en un elegante estilo brutalista, el edificio fue construido para albergar casi en su totalidad a las oficinas de la Corporación Financiera Nacional, aunque debido a su gran tamaño, también se arrendaron algunos pisos a otras entidades, como la Embajada de Japón que permaneció allí largo tiempo. Y aunque en menos de dos años dejó de ser la estructura más alta de Quito, sí mantuvo el título entre los edificios modernos hasta el año 2018.

8. Torres de la Basílica del Voto Nacional

Basílica del Voto Nacional, con la fachada de las torres. Imagen: Patricia Hernández.

En 1982 se concluían las imponentes torres de la Basílica del Voto Nacional, el templo más grande del país que llevaba construyéndose desde finales del siglo XIX, y aún para entonces no estaba totalmente terminado. La inyección de presupuesto donado por el Gobierno de León Febres Cordero colaboró para que la obra pudiese estar lista antes de la llegada del papa Juan Pablo II, programada para 1985.

El diseño neogótico, correspondiente al arquitecto francés Emilio Tarlier en 1896, alcanza los 115 metros de altura incluidas las cruces que coronan las esbeltas torres, por lo que a día de hoy aún mantienen el título de la estructura más alta de la ciudad, encontrándose también entre los primeros lugares a nivel nacional. Sin embargo, este récord lo mantendrá únicamente hasta el año 2022, en que se tiene planificada la inauguración del primer rascacielos quiteño contemporáneo, que las superará por diecisiete metros.

9. Torre IQON

Implantación renderizada de la Torre IQON. Imagen: Uribe & Schwarzköpf.

En lo que a edificios modernos se refiere, la altura de la emblemática Torre CFN fue superada en 2018 por los 94 metros del Edificio YOO-Quito, obra del arquitecto francés Philippe Starck y construido por Uribe & Schwarzköpf en la zona de la avenida González Suárez. Posteriormente, y apenas un año después, éste sería desbancado por el Edificio One en la avenida Naciones Unidas, cuyos 98 metros hacia el cielo fueron diseñados por la firma estadounidense Leppanen+Anker, y construidos nuevamente por la compañía quiteña Uribe & Schwarzköpf, que en esta segunda carrera por la altura del siglo XXI, domina los primeros lugares.

En 2021 se tiene prevista la inauguración de la Torre Unique, diseñada por Carlos Zapata, que con 104 metros de altura ya su obra gris se levanta también sobre la avenida Naciones Unidas, misma que se consolida así como la sucesora de lo que fue la 10 de Agosto durante la segunda mitad del siglo XX. Y finalmente, en 2022 se proyecta la conclusión de la Torre IQON, diseño del arquitecto danés Bjarke Ingels que se construye en la avenida de Los Shyris, y que con sus 132 metros se constituirá como la reina indiscutible de los cielos capitalinos, superando incluso y tras cuarenta años a la Basílica del Voto Nacional.

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